Entrevista ao filósofo Alain Finkielkraut realizada por Antonio Jiménez Barca (El Pais, Babelia, a 8 de Janeiro de 2011), a propósito da publicação em Espanha do livro Um Coração Inteligente.
P. ¿Qué es un corazón inteligente?
R. Yo no he inventado la expresión. La he tomado prestada de una cita de Salomón en la Biblia. Él le pide a Dios un corazón inteligente. Ahora me parece que no es a Dios a quien hay que pedírselo, sino a la literatura, que es una suerte de jurisprudencia interminable de la vida humana.
P. ¿Y para qué necesitamos un corazón así?
R. El siglo XX nos ha enseñado el divorcio que hay entre la inteligencia y el corazón. Existe una inteligencia funcional que parece funcionar por encima de todo y una sentimentalidad que justifica todos los crímenes. Solo la literatura puede volver a unir los dos conceptos.
P. ¿Cómo?
R. Las humanidades en general disputan a la ciencia el monopolio de la verdad. Proust dijo que por lo particular se llega a lo general. La literatura es una extraordinaria unión entre lo particular y lo general. Los personajes literarios no son tipos, muestras, generalizaciones: son individuos. Y solo se llega a la verdad humana cuando no se reducen esos individuos a generalizaciones. Las ideologías nos hacen vivir sobre las abstracciones sentimentales. Amamos ciertas identidades: el pueblo, la clase obrera, y detestamos otras: la burguesía, el capital... La literatura es la gran guardiana de la pluralidad, deconstruye las simplificaciones de las ideologías, que, a su vez, son ellas mismas simplificaciones literarias. Necesitamos la literatura para librarnos de esas simplificaciones. Dicho de otra manera: necesitamos la buena literatura para librarnos de la mala.
P. ¿Leer le hace a uno mejor?
R. No necesariamente. No hay ninguna garantía de eso, por desgracia. El siglo XX nos ha enseñado que hay gente muy cultivada capaz de comportarse de una manera detestable. Algunos sacan de eso la conclusión de que la cultura no sirve para nada, de que no puede contener la barbarie. Y abogan ahora por una sociedad poscultural. Pero hay ejemplos de lo contrario en los que hay que fijarse: hubo campos de concentración en los que los prisioneros, gracias a que los nazis permitían la visita de la Cruz Roja, gozaban de cierta libertad. Era una libertad precaria, efímera, pero que les permitía organizar conciertos, obras de teatro, exposiciones... Así, eran capaces de albergar más sentimientos que la desolación y el horror. Como dijo Kundera, desplegaban todo el abanico de sentimientos del ser humano. La literatura, la cultura, sirve para eso: para desarrollar todo el abanico de sentimientos. Por fidelidad a esos prisioneros, debemos defender siempre la cultura. Incluso aunque sepamos que los verdugos aman la música.
Un corazón inteligente / Un cor intel·ligent. Alain Finkielkraut. Traducción de Elena-Michelle Cano e Íñigo Sánchez Paños / Maria Bohigas. Alianza Editorial / Edicions de 1984. Madrid / Barcelona, 2010.
terça-feira, 29 de maio de 2012
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1 comentário:
"Jurisprudência interminável da vida humana" é uma expressão muito adequada à literatura.
Não me parece relevante a quem pedir um coração inteligente. Já o simples facto de formular esse pedido parece-me algo que indicia uma enorme estatura emocional.
Platão falava do conhecimento para o bem. Sabemos que é para o bem e para o mal. O pluralismo é isso mesmo: dar lugar ao melhor e ao pior.
Se o verdugo ama a música, é porque ainda tem hipótese de redenção. Será?
- Isabel X -
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